PERDENT L’ÀNCORA

Sempre s’esforçava molt per poder estar a l’alçada dels demés. S’arrapava a tot el que trobava a l’abast; la paperera, el semàfor, les faroles, els arbres, les arrels, qualsevol cosa que l’ancorés al costat dels amics, de la família i de la humanitat en general.

Trobava molt injust que el món estigués fet a mida dels demés. En els espais tancats, on podia relaxar-se, sempre era ell qui tenia que esquivar les llums i era ell qui tenia que fer un salt per passar pels espais de les portes, a més, no existia cap tipus de mobiliari pensat per persones de la seva mena.

N’estava fart, tan fart, que va sortir al carrer i va decidir deixar-se anar. Un reflex poruc va fer que s’agafés al repetjó de la teulada, però s’estava sentint tan bé que es va alliberar.

Pseudònim: Tina Tèbia

LOS EXTRAÑOS RITMOS DEL CÁNCER

Era realmente buena.

Su grupo se reunía cada martes en la sala de la planta de oncología. Todos los miembros sentían una inmensa gratitud hacia ella. A algunos les había ayudado a superar la rabia, a otros los había acompañado en la pena. Les echaba una mano con la reorganización de sus vidas. Los animaba a aceptar el diagnóstico, a encarar el tratamiento y los cambios físicos.

Lo único que echaban de menos era que ella tuviese el valor de superar la fase de negación y se desprendiese de esa falsa bata.

Pseudònim: Gada

LLIÇONS

La meva filla Marta pegava al Pau amb la pala, mentre amb l’altra mà li intentava prendre el cubell.
– Que compartir és estimar!- cridava amb ràbia i convenciment.

Pseudònim: Octàvia Vilaplana

El último adiós

Si hubiese llegado a saber que iba a ser el último, hubiese alargado el tiempo en el que tus yemas y las mías chocaban con el único deseo de no separarse nunca.

Hubiese  acariciado bien tu pelo, con rabia, con pena, con las lágrimas en los ojos. A la hora de irte, cuando cada uno hubiese tomado su dirección y te dirigieses hacia la puerta de embarque, arrastrando tu maleta y tu sonrisa, habría gritado tu nombre a los cuatro vientos, en aquel aeropuerto vacío, donde se quedaron mis ganas de saltar a tus brazos.

Ahora, solo quedan recuerdos, un vacío en el pecho, y una extraña sensación que me invade. El último soplo antes de morir, la última tirada en un juego de cartas, el último día de vacaciones de un niño pequeño.

Pseudònim: DV

En punto

“ Hay que aprovechar bien el tiempo”. Me lo suelen decir continuamente. De las muchas cosas que podemos hacer y cambiar a lo largo del día, el tiempo no es una de ellas. Aunque, en un futuro, los viajes en el tiempo sean posibles, todavía es un factor indistorsionable, incontrolable, que se nos escapa de las manos y nos frustra irremediablemente.

El otro día nos dieron fiesta en el colegio y además me anularon el entreno. El lunes siguiente estaba repleto de exámenes y tareas, así que decidí aprovechar el tiempo para estudiar y acabarlo todo (como mis compañeros).

Sin embargo, sorprendentemente, cuando llegó dicho día y la profesora de matemáticas pidió los ejercicios, nadie los había hecho. A pesar de tener veinticuatro horas más ( o lo que es igual, mil cuatrocientos cuarenta minutos u ochenta y seis mil cuatrocientos segundos extra) de lo que normalmente tenemos, nos pasamos el fin de de semana entero en el sofá, viendo películas y haciendo el vago. Cuando levantamos la mirada, el día ya había transcurrido. Es curioso como, cuanto menos tiempo tenemos, más lo aprovechamos. Por algún extraño motivo, lo valoramos más.

El otro día, me encontraba en el hospital junto a mi abuelo, que se encontraba enfermo. Con todas sus fuerzas, se inclinó ligeramente hacia mí y me dijo: “ El tiempo es la cosa más valiosa que uno puede gastar. Disfruta de la vida, que son dos dí…” Se quedó corto de tiempo, el pobre.

Pseudònim: EP-AP

La vida soñada

Entonces lo vi: estaba perdido. Aquello no era novedad, ya que se veía venir desde hace horas. Estaba solo. Horas y horas en esta oscura habitación. Sin una miga de pan que comer, sin una gota de agua que beber. No había hecho grandes hazañas en mi vida. Aun así, mis hijos y mi mujer me esperaban en casa, no sé si en la de la playa, en la de la montaña, en la de la ciudad. Aún tenía que dar la rueda de prensa por haber llegado nº 1 mundial. Pero no podía. Y, con la calma de saber que mi familia heredaría los doscientos millones de euros que tenía en el banco, me desplomé. De hambre, de sed y del cansancio de vivir tres décadas en un minuto. Con la tranquilidad de haber hecho las cosas bien, Sereno conmigo mismo.

Pseudònim: VM

Amor imposible

Con ella podía ser el mismo. Era esbelta, tenía las piernas largas y un cuello estilizado. Siempre vestía de negro, elegante y misteriosa. Ella lo acompañaba donde él fuera. Una tarde, ya cuando el sol empezaba a desvanecerse en el horizonte, ella se fue. No dijo nada, simplemente desapareció. El hombre anduvo y anduvo en busca de su amada, pero no lograba encontrarla. Con los primeros rayos de luz, ella volvió de nuevo, junto a él. Feliz, estiró los brazos con el fin de poder abrazar a su amante. Pero no lo logró, ella era escurridiza y rápidamente se apartaba. Entonces pensó que nunca la había rozado, ni besado. Ella le seguía de día, de noche desaparecía con el sol. Y entonces se dio cuenta de que su enamorada no era más que su propia sombra.

Pseudònim: Isla

DESCENS VERTIGINÓS

Caus avall, avall i més avall, i segueixes caient, sembla que no puguis deixar de caure mai; com si fos un pou infinit, un pou etern. De cop, obres els ulls: és tot fosc, no veus res, fas mitja volta, en busca d’alguna pista que t’indiqui on et trobes, i és aleshores quan molt, molt a la llunyania veus una llum, una llum que parpelleja cada cinc segons, intentes acostar-t’hi, i per molts esforços que facis no hi arribés, sembla que no hagis avançat ni un centímetre. El que ha passat és que has seguit caient avall però més a poc a poc.

I finalment obres el paracaigudes, i deixes de caure avall, t’atures, i mires al teu voltant,  i te n’adones que has perdut els anys corrent i anant de pressa, en busca  d’un somni inviable, sense parar-te a valorar el que tenies al teu costat.

Pseudònim: Dobby

Desorientado

No sabía dónde me encontraba. Pensaba que, después de cenar con mis padres, había ido a mi casa. Pero eso no parecía ser mi habitación. Demasiado color para ser mi querida lechuga. Rojo, amarillo, verde fuerte, naranja. Cosas que no había visto nunca en mi corta vida. Sentía miedo? Sí, pero estaba cómodo encima de algo blandito. Llueve algo resbaladizo y amarillo, bueno de oro. Terremoto. Todo se mezcla. De repente, algo metálico pasa entre mi cuerpo delgado. Me levanta. No entiendo nada. Veo una luz. Creo que estoy a las puertas del cielo. Pero no. Veo una cara de horror, un humano. Y dónde estaba, era su ensalada.

Pseudònim: Aqua

MUDA

Repartint-nos per l’espai, ni les ombres poden salvar-nos. Has cremat la innocència, incendiat la paciència i degollat els meus llavis. Per això romanc muda davant de l’ensordidor silenci: l’últim que resisteix en aquesta habitació (del qual tu n’ets autor). No m’ha fet mal disparar les flors d’agost, però curiosament les mans segueixen tremolant d’horror al veure’t. I la frustració augmenta per moments a l’estar entre la multitud i no destacar per estar trencada: boja a trossos. Suposo que no sóc l’única mig-esvaïda. Passa el temps i és exasperant no trobar-me. Així que m’emporto llàgrimes i algunes cartes d’amor i em preparo per arribar a l’aire. A l’eteri aire d’abril. Trobo a faltar respirar més del que creia: és assimilar que cada dia m’allunyo més de fer-ho.

Pseudònim: Mockingbird