Rutinas

Cada mañana me levanto y doy paso a mis rutinas: café, conduzco hacia el trabajo, paso por las mismas calles y la misma carretera y con sus mismas curvas.
Las estaciones me emocionan con el cambio de matices, de colores, de luz…
Hay días que llego al trabajo y me pregunto: ¿Cómo he llegado hasta aquí? Soy incapaz de recordar. Siempre me inquieta esta sensación.
Hay días en que mi foco está dividido entre la conducción y la radio.
Otros, decido lo que me exige la carretera: giro a la izquierda, giro a la derecha, frena…
Finalmente hay días en los que me pregunto: ¿qué pasaría si…? Esos son los que me asustan.

DBanyolas

Cartas bajo la puerta

El viento entraba por la ventana y el canto de los mirlos distraia mis ratos de escritura, pero nada impedia que siguiera escribiendole cartas donde mis palabras se deslizaban sobre el papel, acompasando los versos y sonetos que le dedicaba.
Lucia una blanca camisa ceñida a su piel y bajo ella se dibujaba su desnudez, solia caminar sobre la hierba, descalza y sintiendo el suelo humedo bajo sus pies, le gustaba sentirse libre y sentir las caricias de la hierba alta al caminar y alejarse hacia el rio, donde sentada sobre una piedra, miraba correr el agua y al hacerlo dejaba su mente volar.
Yo la observaba desde la ventana, me llenaba el alma su libertad henchida de amor y con el pensamiento libre y solia escribirle, cosidas palabras de amor…

AmadbamA

Duelo

Sin siquiera saberlo me despedí, te fuiste y me quedé con la mirada detenida en lo que sería el último ápice de amor que recibí. Sostuve el vacío en mi pecho como si en algún momento lo hubiera habitado un corazón. No supe darle cabida a otro distinto, solo contemplé un duelo entre felicidad y tristeza al seguir habitando un lugar que ya no te conocerá más.

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Sapo de otro pozo

Es mi charca, en la nostalgia la acepto
Así la amo, mi refugio y mi encanto
Todo es muy divertido, rimas del corazón
Me gustan los bandidos con razón

Me toca hibernar por primera vez solo
Tengo miedo, y pierdo aplomo
Dicen que voy a despertar, nuevo exilio
Nueva vida, nuevo invierno

Sapo de otro pozo
Así me siento a veces
Menudo dilema me acosa
Dos charcas en mi interior
Reparto mi corazón selecto de amor
Me quedo con el resto

Quiero acumular más inviernos
Y disfrutar mi charca en verano
Ya no puedo hacer más que observar
Y dejar de croar.
Duele no poder explicar
Lo que nadie quiere escuchar
Duele no poder rescatar
Más ranas para mi charca

Ánec

Las largas tardes de invierno

Mamá era una persona de carácter radiante, extrovertida, siempre cariñosa y atenta con toda su extensa familia. A pesar de solo poseer estudios primarios, tenía una gran afición por la lectura y una sutil facilidad para el dibujo. Una de nuestras distracciones preferidas de las largas tardes de invierno, era que mamá nos contara historias de nuestros antepasados, de militares, de guerras fratricidas y de marquesados perdidos.
Tenía una memoria extraordinaria y sus tres hijos permanecíamos durante horas, encandilados, escuchando sus historietas que acababan invariablemente con canciones de su infancia y larguísimas poesías que nos recitaba sin error alguno y que ninguno de los tres hermanos hemos sido jamás capaces de declamar seguidas.

Prince Valiant

La bandada

Una bandada de minúsculas motas plateadas surgió volando a gran altura e inmediatamente empezaron a caer bombas sobre el centro de la ciudad. Mi madre y su hermana tuvieron la suerte de poder refugiarse en la boca de un metro junto con otros hombres, mujeres y niños. Al cabo de unas horas, aterrorizadas, salieron a la calle. Un inmueble vecino se había derrumbado y ardía en llamas. La ciudad era un caos. Gritos y lamentos, aderezados por el ruido de las sirenas de las ambulancias y de los coches de bomberos. Mamá y su hermana no olvidarían jamás aquella infausta tarde de 1938. La guerra había llegado a Barcelona.

Prince Valiant

El despertar

Abrió los ojos. Todo estaba en penumbra, aunque por la izquierda emergía una luz tenue a través de una ventana. Giró la cabeza y unas sombras difuminadas pasaban raudas. Intentó hablar y no pudo. Quiso mover las manos pero las tenía atadas. Se desesperó y movió bruscamente la cabeza. Al momento, una voz a su lado susurró, «tranquilo Carlos, soy Alba, su enfermera, ahora aviso al anestesista». Se tranquilizó y al poco rato notó que le liberaban la garganta. «Todo ha ido bien, Carlos, en un momento pasará su familia», apostilló una voz grave que surgía de una presencia verdosa, cubierta con gorro y mascarilla. La oscuridad había dado paso a la luz.

Prince Valiant

OVNI

Duermes a mi lado. Calvo, fofo, viejo. Yo no soportaría verme tan decrépita, por eso me tomé aquel bote de limpiametales y si no llegas a tiempo, me muero. Gracias por saber invocar el OVNI, yo habría dicho que eran las luces de neón del bar de abajo. Me está entrando sueño. Cuando esté dormida, me abducirán a su nave, y con eso tan complicado que me contaste sobre los viajes en el tiempo, tendré veinte años para siempre. Me fastidiará tener que disimular, pero nadie debe saber nuestro secreto. Por eso debo aparentar ochenta años, como me dijiste, incluso cuando me mire al espejo. No sé porque no quieres acompañarme, pero gracias, amor mío, siempre me encuentras una solución.

CANTO RODADO

Bloqueo de escritor

Entonces una vez más te encuentras frente al papel; bolígrafo en mano y un montón de ideas que esperan a ser finalmente plasmadas en tu lienzo. Pero no llega a suceder.

Por más que lo intentas, por más tiempo que te encuentres sentado frente al escritorio las palabras que quieres expresar no surgen, como una pluma carente de tinta. Entonces es donde te das cuenta de lo increíbles que son los escritores al poder superar aquel bloqueo que les impide hacer brillar sus mejores obras, obras que de no haber salido de aquel espacio en la cabeza de su artista jamás hubieran visto la luz de un bello día.

Zenma

Una cuestión de dragones

—He oído que tenéis un problema con un dragón. —Considerado uno de los caballeros más valientes de la región, proyectaba la voz con tanta fuerza que hacía retumbar hasta los cristales de la posada.

—Ah, sí —respondió con alegría el hombrecito que lo atendió—. Bueno, no tenéis que preocuparos más, lo tenemos entretenido jugando al parchís en la parte de atrás. ¿Os apetece algo de beber? ¿Cerveza, vino, una infusión de hierbabuena? Invita la casa.

Birdie