Poema a la muerte

(Está es la última historia de la vida de un soldado ya herido de muerte. Sólo y sin esperanza ve llegar a la Parca,  que mirándola a la cara exala sus últimas palabras de vida). Y así empieza.

Caballero vencedor de infinitas batallas, no das demora a esperanzas vanas. Lucho conmigo mismo, apenas puedo esperar, se que dentro de poco te voy a encontrar. Mis  manos  están cortadas, ¡no!, no las puedo utilizar; mi cuerpo derrotado no deja de sangrar. Pido a Cristo por mi vida que ahora te vas a llevar.
Fría estás y fría te he de encontrar, pero sé que, mientras haya una chispa de vida, tú por siempre vivirás.

Pseudònim: Emoción

Lobo

Con leves gestos a ambos lados cual canino mueve su cabeza para despejar su cara, refrescaba sus mejillas apaciguando un leve calor que le producía cierta excitación.
No quería mirar a la luna cuya figura permanecía postrada en un silencio sepulcral,  escondida entre nubes oscuras en una noche cerrada. Sus sensaciones mientras caminaba por las calles solitarias no eran humanas,  en otro momento hubiera pensado que eran propias de algún ser divino, pero no; eran de puro instinto letal,  que le daba miedo sólo pensar. Sus fosas nasales,  captaban olores que le llegaban a excitar.  Todo en él estaba despertando a un instinto primitivo, se sentía animal. Desconociendo totalmente lo que le sucedía,  antes de dejar la noche se despidió  de la luna con una mirada,  fijando sus pupilas en su cara,  y un adiós que fué un aullido profundo.

Pseudònim: Emoción

A Teresa Canas / La vida en un teatro

Ayer hablaba con actores y actrices del teatro, del mundo amateur de la interpretación.
Historias humanas que tienen calor, color y vida. Algunos abren su corazón con la ilusión de aquellos que el teatro les ha ido enseñando un camino de eruditos maestros de la pedagogía y del cuento. Personajes que han descubierto gracias al teatro, habilidades que en su vida real quizás no hubieran descubierto, como la memoria. Actores y actrices que callan sus deseos de amor y pasiones reprimidas. El mundo de las personas del teatro, el mundo de historias del papel escrito, del cuento y la narrativa, del estudio y la imaginación. Un apasionante mundo donde la mente es capaz de viajar al infinito, al más allá y dónde el actor puede hacer la metamorfosis de una “oruga” para poder vivir aunque por poco tiempo, la excitante vida de una mariposa de colores.

Pseudònim: Emoción

Caribe

Ritmos cubanos  sueñan los hombres y mujeres que laboran en el campo de su isla tropical y morena, mientras tanto van trabajando al son de sus salsas. Yo escucho la canción “Madalena” en mi smartphone. Miradas escondidas que con su imaginación desnudan a las bellas mulatas que levantan sus cestos llenos de papayas, tamarindos y otras frutas tropicales. El sol riega los campos con colores del arco iris, verdes naranjas y amarillos, rayos calientes que hacen sudar sus cuerpos morenos. Las caderas de las mulatas bailan de forma alegre y suave. Caras negras y dientes blancos que embellecen sus bocas caribeñas. Como olas en el mar tambalean sus cuerpos, las mujeres se secan el sudor levantando sus caras al sol; ellos con sus lenguas, se mojan los labios. Carros tirados por caballos mueven cosechas de ilusiones y amores, que luego llenarán sus bocas para saciar estómagos deseosos de ritmos y mojitos de amor.

Pseudònim: Emoción

A cal y canto

Más allá de mi vista se pierden las calles se inhiben las sombras, las luces se funden en su silencio de aquella hora, del momento del lugar y del tiempo. Busco la soledad, rastreo el camino, despacio con lento movimiento paso a paso, ahora quieto. Mi cara busca el viento, el viento se para, se para en silencio. Las paredes de los edificios duermen la noche erguidos y en silencio sobre el cemento. Sus ojos son ventanas todas cerradas “muertas de sueño” y muy,  muy callades. ¡Phsiiiii!¡ Silencio! que están durmiendo. Mi mano frota mi cara, la cara de sueño. Mis ojos se abren, se abren al viento. ¡No! no hay viento. Que callada la calle, que silencio. Mi camino se acaba se acaba mi cuento. Despejo mi boca sedienta de viento, que esconde mi calle que esconde el momento. Mi calle está en silencio cerrada al paso del tiempo, cerrada  a “Calicanto”.

Pseudònim: Emoción

El sueño

Las siete. El despertador canta pero él no tiene ganas de levantarse. El mismo sueño cuatro noches seguidas. Se levanta y deja correr agua fría por su cara pero el temblor no cede. Se siente con la cabeza en otra parte sin saber donde la tiene, comete errores en el trabajo y siente que necesita escapar de si mismo. Por la tarde, recuerda el sueño, recuerda la sensación ahogada de querer gritar y no poder. ¿Qué significa ese bucle de locura en su inconsciente? Conduce como un autómata de vuelta a casa y aprecia la serenidad de su vida, perturbada ahora por un sueño. Respira hondo y se intenta relajar, ya no puede escapar. Decide gritarlo y expresarlo pues ya no puede luchar más por esconderlo. La atracción sexual que siente por Nacho le supera.

Pseudònim: Van Gogh

Melancolía

En su mano un paquete de cigarrillos gastado y arrugado le hizo entristecer. Puso sus pies en el suelo y sentado en la cama lloró. Antes no era así su vida, se preguntaba que había pasado. Puso la radio y sonaba un saxo, le seguían notas de piano y una canción de amor le vino inmediatamente a su cabeza. Se hizo un silencio que duró lo que duró la canción. Delante de él en un jardín vestido con flores de primavera, aire suave, verdes paisajes pintados en la lejanía de  aquellos momentos, árboles repletos de hojas verdes que jugaban  con sus ramas y algunas parecía que bailaban y mientras tanto, en su cara una fugaz sonrisa. Su mirada ajena a su realidad se perdía entre lágrimas que brotaban de sus ojos. No se pudo levantar, María se había ido. Cansado y triste, aquel paquete de cigarrillos arrugado y mojado por làgrimes de melancolia; en el suelo quedaba como testigo de su amor.

Pseudònim: Emoción

Lo que de verdad importa

– ¿Cuántas veces te he dicho que no toques mis cosas? ¿Te das cuenta de lo que podría haber pasado si lo hubieses perdido? ¡Fue un regalo personal de la abuela, justo antes de que muriera! No debes tocar este tipo de cosas o, por lo menos, consultarme antes de hacerlo. ¡Es un amuleto para mí! ¡¿Qué te has creído?! Además, lo uso casi cada día. Si lo coges me siento desnuda, huérfana, expuesta. No lo vuelvas a coger. Te odio.

– La abuela nos regaló uno igual a cada una. Y tú te has llevado el mío esta mañana. No me ha importado, siendo tú quién lo llevaba, eres mi hermana. Pero yo también lo uso casi cada día y sin el mío me sentía también desnuda, huérfana y expuesta. Esta noche pensaba dejarlo en el mismo sitio donde lo habías dejado. Lo siento. No lo volveré a coger sabiendo que es tan importante para ti. Te quiero.

Pseudònim: Daniel Sanz

Volar

Ahora se ha puesto de moda el “volar”. Darle alas a alguien, volar junto a él. ¿Por qué? Yo, a diferencia de otros, de hecho, a diferencia de todos a los que conozco, no puedo volar. En cambio, tengo el asombroso don de correr. Desde que todo el mundo vuela, el cielo está plagado de alas grises, dañadas. Mientras que el suelo está teñido de verde. No podría volar aunque quisiera, pues no tengo alas. Y esto se debe a que hace mucho tiempo, cuando aún las tenía, ayudé a alguien a sanar las suyas. ¿Sabéis para qué usó esas alas? No lo hizo para volar junto a mi, sino para alejarse. Ese sentimiento me quebraba por dentro. Y ese dolor interior, ese dolor que nadie más a parte de mi podía sentir, decidí hacermelo a mi misma por fuera. Porque esa es la única manera de hacer que alguien sienta el dolor que siento yo.

Pseudònim: Gat galàxia

Orgullo

¡No! ¡No! ¿No ves que te estoy pidiendo que te escondas? Que te mantengas firme. Piensa en algo triste. Piensa en el dolor. Si anoche tenías todos los motivos para estar enfadada, ahora ¿por qué te mueves, comisura? ¿Por qué te escapas, sonrisa?

Pseundònim: Ànima