SOLDADO CAÍDO

Me desperté sin saber donde me encontraba. Miré a ambos lados, lo único que apenas se distinguía era una pequeña duna en un enorme y plano mar de arena. Me incorporé pero, antes de darme cuenta, volvía a estar en el suelo. El calor, abrasador e insoportable, solo era comparable a la fuerza con la que el viento hacía que los granos de arena me acribillaran la cara. De repente empecé a recordar, apareció una imagen borrosa que poco a poco cobró relieve. Recordé las frenéticas órdenes del jefe de escuadrón, el capitán McArthur: saltar en paracaídas. Y ya desde el aire vi como el avión se estrellaba contra el suelo del árido desierto. Tras el esforzado intento por recordar, me desplomé de nuevo y no volví a incorporarme.

LUISPA

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *