Llegaba tarde, sudando y con esa faja nueva que prometía milagros, pero que se le clavaba hasta el alma. Ojalá no hubiera aceptado esta cita por internet.
En eso pensaba cuando entró en el local y le vio. Cuando se sentó a la mesa, soltó todo de un tirón: “Hola, ¿qué tal? Soy Irene, bipolar, gordita ‘y heterosexual. Estoy a medio camino de empoderarme y no tengo Tik-Tok, ni tampoco ganas.” Por dios, ¿había dicho todo eso? – pensó.
Pero él sonrió y contestó: “Hola Irene, yo soy Adrián, coctel de trastorno de ansiedad y un pelín de agorafobia, aprendiz de todo, sin prejuicios para nada. Y, en este momento, adoro la red social que me ha traído hasta ti. A lo que Irene contestó: “¿Y si nos empoderamos juntos?”
SAKURA