El resplandor

Ya casi estaba anocheciendo. Seguíamos buscando exhaustivamente ese misterioso objeto, pero empezábamos a sospechar algún engaño. Cuanto más tiempo pasábamos en ese frondoso bosque, inventándonos el sendero, la visibilidad disminuía y la desesperación aumentaba.
– ¡Hicimos mal en confiar!

De repente, Eduardo se tropezó con un objeto brillante.

O no…

Geppetto

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