El secreto de la tinta azul

En el corazón del bullicio urbano, un anciano solía sentarse en el mismo banco del parque cada día. Su rostro arrugado contaba historias que solo los más observadores podían leer. Un día, una niña curiosa se acercó y le preguntó por qué siempre estaba allí. El anciano sonrió y le dijo: “Estoy esperando a que vuelva el amor de mi vida”. La niña, sorprendida, le preguntó cómo sabría que era ella. El anciano sacó de su bolsillo una vieja carta amarillenta y dijo: “Porque siempre me escribía con tinta azul”. La niña asintió con entendimiento y se alejó. Desde entonces, cada tarde, la niña dejaba una carta con tinta azul en el banco del parque.

Farigola

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