AMOR CONDISIONAL

Si le dijo que sí, le dijo que sí del todo.

―Sí. Sí, sí y otra vez sí.

―Si sí, entonces sí.

¿Para qué más? Si era un sí lleno de vida, un sí chisposo, si era al fin ya tantísimo más que una débil conjetura, si era ya una afirmación ferviente de un sino elegido, constatación férrea abierta a este mosaico de sueños que sí, ahora sí, alcanzarían.

Y rompió, con sinceridad singular, el silencio, como quien silba con sinuosidad lo que sale directo de la sien, añadiendo a su aparente afirmación absoluta:

― Que el «si» condicional y el «sí» afirmativo se sirvan de una sola y simple sílaba y tengan los mismos sonidos y letras, no es casualidad, cariño.

AFIRMACIÓN

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