Era una noche oscura y fría de invierno. Todo el mundo estaba en sus casas menos Martín, que andaba solo por la calle. No tenía a dónde ir, estaba perdido y no sabía qué hacer ni en quién confiar. Era de esas personas que creen en los mitos y en las leyendas, razón por la que estaba un poco asustado por todo aquello que lo rodeaba.
Si se dio la vuelta fue porque escuchó un ruido y vio pasar, de la nada, un gato negro de mirada penetrante. Se le erizó el vello al relacionar el gato con la oscuridad, el infierno, el miedo, los demonios, la muerte…
Y a causa de aquel temido miedo, no logró despertar del sueño.
Pseudònim: Tika