Robaron en una joyería, el ladrón salió corriendo tropezando con un transeúnte que paseaba por la calle, al chocar los dos hombres una joya se desprendió del bolsillo del ladrón yendo a caer a los pies del hombre. La policía viendo la joya a sus pies lo llevó detenido, se hizo un juicio extremadamente rápido y fue condenado a veinte años, en su casa los hijos esperaban al padre que nunca llegó, la madre había muerto no hacía mucho, eran dos niños muy pequeños a los que llevaron a una guardería, siempre allí preguntaban por su padre, siempre la misma respuesta, mañana vendrán, nunca más lo vieron, igual que ese cuantos otros habrán corrido la misma suerte en un mundo que no es perfecto.
EL POETA Y SU PERRITA