PERMITIRSE SOÑAR

Las escaleras crujieron bajo los pies de Augustine mientras se escabullía hacia la entrada en mitad de la noche. Cuando cerró la puerta de su casa tras de sí, miró por enésima vez el breve mensaje que brillaba tenuemente en la pantalla de su teléfono. «Reúnete conmigo tras el centro comercial». Se caló la capucha de la chaqueta de lana y trató de contener el impulso de correr. El corazón le latía en deseo y dudas. Era consciente de que aquello no estaba bien por muchos motivos. Ser el segundo plato iba en contra de su idea de una relación, pero una pequeña parte de ella se permitía soñar. Soñar con un futuro a su lado, ir a la misma universidad, formar una familia. Soñar con ser la indicada.

Augustine llegó al centro comercial y miró a su alrededor. Allí no había nadie.

PATRICIA SPRING

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