Todo iba muy rápido; la gente, los coches, el tiempo. Llegaba tarde a la estación de tren, pero entre empujones conseguí subirme a uno.
Hacía mucho tiempo que no cogía un tren, unos sesenta años. Cuando entré todo era muy diferente, ese olor a tabaco ya no estaba, todo era silencio y lo que antes eran periódicos eran ahora móviles. Pero a pesar de eso, mi única distracción continuaba siendo el paisaje.
Me abrí paso entre la gente con el bastón y fui a sentarme. Justo en ese momento entrábamos en un túnel, entonces las caras brillaban porque en las manos reinaban los móviles. Estaban todos con la mirada fijada.
Finalmente, salimos del túnel y me quedé mirando el paisaje. Fue entonces cuando me di cuenta de que antes se iba al móvil para escapar de la realidad, pero ahora se necesita la realidad para escapar del móvil.
BLUECAPBOY