Estaba nervioso, pero respiré profundamente. Me levanté de la cama rezando para comprobar que me equivocaba. Por el pasillo, noté el olor, cosa que no significaba nada bueno… Llegué muy asustado, pero me atreví a abrir la puerta. Dios mío, otra vez, ¡otra vez! El sandwich de jamón y queso se había vuelto a podrir. Huidemops |