Abrió los ojos. Todo estaba en penumbra, aunque por la izquierda emergía una luz tenue a través de una ventana. Giró la cabeza y unas sombras difuminadas pasaban raudas. Intentó hablar y no pudo. Quiso mover las manos pero las tenía atadas. Se desesperó y movió bruscamente la cabeza. Al momento, una voz a su lado susurró, «tranquilo Carlos, soy Alba, su enfermera, ahora aviso al anestesista». Se tranquilizó y al poco rato notó que le liberaban la garganta. «Todo ha ido bien, Carlos, en un momento pasará su familia», apostilló una voz grave que surgía de una presencia verdosa, cubierta con gorro y mascarilla. La oscuridad había dado paso a la luz. Prince Valiant |