Fueron tantos días los que habían pasado, pero allí estaba su padre había regresado, la hija lo miraba con los ojos llenos de lágrimas, su mujer apoyada en el borde de la mesa no podía hablar. Había vencido, el coronavirus no pudo con él.De repente apareció la nietecita con un juguete entre las manos, mira mamá, calló de repente al ver a su abuelo, abuelito, abuelito, y corrió a abrazarse con él. El abuelo con la sonrisa en la cara le dio la mano, su mujer, su hija, todos se fundieron en un profundo abrazo, había vencido al coronavirus, volvía de nuevo al amor de su hogar.Pero cuantos y cuantos quedaron y aún quedaran en el camino dejando tristeza y desolación detrás Y me asalta una duda terrible, se habrá hecho todo lo que se pudo o tal vez se pudo hacer algo más.
Pseudònim: El poeta triste