La vida se nos lleva el equipaje
de tantas arduas noches de trabajo
tatuando en lo profundo de las rocas
la forma de beber de un vaso roto
En cajas que el olvido ha sepultado
se muere una mañana, de repente
llega la tarde, triste, maldecida
y la noche rompiéndote los sueños
La pluma se oscurece de repente
magullada por relojes contrahechos
y ese tablero de ajedrez borracho
jugando sin saber, contigo juega
Solo queda el silencio que te nombra
una vez que del mundo tú has partido
y un cirio temblón, en la llama incierta
y la familia que nunca te olvida
Pero queda del poeta su recuerdo
los poemas que en su vida fue escribiendo
y una pluma olvidada en la mesita
fiel compañera de sus tristes horas
Pseudònim: El poeta triste