Si hubiese llegado a saber que iba a ser el último, hubiese alargado el tiempo en el que tus yemas y las mías chocaban con el único deseo de no separarse nunca.
Hubiese acariciado bien tu pelo, con rabia, con pena, con las lágrimas en los ojos. A la hora de irte, cuando cada uno hubiese tomado su dirección y te dirigieses hacia la puerta de embarque, arrastrando tu maleta y tu sonrisa, habría gritado tu nombre a los cuatro vientos, en aquel aeropuerto vacío, donde se quedaron mis ganas de saltar a tus brazos.
Ahora, solo quedan recuerdos, un vacío en el pecho, y una extraña sensación que me invade. El último soplo antes de morir, la última tirada en un juego de cartas, el último día de vacaciones de un niño pequeño.
Pseudònim: DV